Aunque sea contradictorio, en una sociedad excesivamente estimulada, crece la demanda en consulta de psicoterapia de pacientes que están desmotivados con la vida. Sucede que a pesar de las infinitas posibilidades de consumo, su vida les gusta, pero no les apasiona.
Expresan que necesitan recuperar la pasión e ilusión por sí mismos y por su vida.
A menudo les explico que vivimos acostumbrados a recibir “paquetizados” nuestros planes, proyectos y tareas, tanto que nuestra facilidad para recrear e improvisar a veces queda mermada. Vivimos en una sociedad cuyos productos manufacturados no les falta detalle, y consumimos estímulos tan elaborados, que nuestra imaginación y curiosidad pueden atrofiarse.
NO hemos perdido la capacidad de sentir curiosidad, simplemente nos hemos acostumbrado a que otros se ocupen de sorprendernos cubriendo nuestras necesidades y creando nuevos inquietudes y deseos (medios de comunicación, planificadores de eventos, multinacionales que ofertan todo tipo de experiencias, consultores que piensan por ti etc).
Por un lado esta vida encapsulada “en packs” nos resulta muy cómoda y por otro dificulta que salgamos de nuestra zona de confort hacia iniciativas propias, y limita la sensación de incertidumbre, que en muchas ocasiones es la antesala de la sorpresa.
Ante este panorama podemos movernos desde el extremo más rígido al más improvisado en múltiples actividades, ya sean nimias o ambiciosas: viajar, trabajar, ver una película, leer, pasear, conversar, hacer o recibir visitas, formarnos, emprender un negocio, escribir, cocinar, comer, divertirnos, aburrirnos…
Si tú ya practicas el arte de la espontaneidad, bravo por ti, y si has perdido la capacidad de sorprenderte te animo a revisar este:
Decálogo para reconciliarte con tu creatividad y curiosidad:
1. Atrévete a aburrirte: si eres capaz de parar tu actividad y permanecer en soledad durante un tiempo (dejo a tu criterio cuánto) estás abriendo una nueva ventana a la creatividad. Busca momentos de vida contemplativa, pues frenar la sobreestimulación ayuda a que la esencia de nuestras ideas e inquietudes afloren.
2. Haz algo diferente: como volver a casa por la ruta más bonita y no la más rápida, visitar un lugar que en principio “no te atrae”, conversar con personas de la tercera edad, entrar a una tienda de segunda mano, pasear más despacio de lo habitual, escuchar a personas de ideas diferentes a la tuya … es decir lo que popularmente se conoce como dejarte fluir. El truco: revisar los «sí» y los «no» que te salen en automático.
3. Evita mirar monitores durante al menos 48 horas. Fuera smartphone (de verdad) tv, internet, y tecnologías varias. Deja que tu cerebro descanse para que pueda crear algo nuevo a través de nuevas conexiones neuronales.
4. Respira con conciencia durante algunos instantes del día. Puedes hacerlo en el transporte público, en la sobremesa, durante la lectura de un libro… Si además llegas a meditar mejor que mejor.
5. Antes de hacer algo, pregúntate ¿para qué lo hago? ¿con qué fin? Procura contestar con franqueza.
6. No creas todo lo que otros te cuentan. No hay mayor mentira que una verdad a medias, y la imagen que tienes de la gente entusiasmada por la vida es la interpretación que tú le das a su discurso. No se trata de tomar por falso lo que te cuentan, sino ponerlo en cuarentena.
7. Baja tus expectativas, aprende a disfrutar de lo cotidiano: ház una lista con esas pequeñas cosas, sencillas, baratas y asequibles que te gusta hacer y ponte a ello.
8. Di más veces«te quiero», abraza y acaricia más. El contacto a través de la piel nos conecta con nuestra esencia, nos hace volver a nuestro origen, al niño que todos llevamos dentro, y un niño no tiene tu dificultad para sorprenderse.
9. Mira a tu hijo o a cualquier niño: y observa, ¿qué es aquello que el niño hace que tú no te permites? Alguna vez tú también fuiste capaz de hacerlo. Sólo tienes que recuperarlo.
10. No seas duro con tus puntos vulnerables, sé más tolerante y benévolo, date permiso para sentirte un poco torpe, incoherente, contradictorio, egoísta, hipócrita… somos un mosaico de virtudes y defectos, lo cual nos hace únicos y especiales a cada uno de nosotros. No te niegues a ti mismo, porque mutilas tu identidad.
Hola Beatriz:
No sé si es correcto el tema de la consulta en este apartado pero me gustaría comentarte que me siento totalmente estancada en mi vida. Estoy preparando una oposición y estoy muy absorvida por ella. Pero de repente y por una bobada me siento angustiada y nerviosa. Una amiga ha empezado a salir con un chico y siento como envidia o algo asi… pero es que yo no quiero tener pareja. Es como que los demás tienen vida y evolucionan y yo estancada. Me siento como un perro verde. No entiendo mi angustia. Me puedes ayudar?
Hola Susana,
el proceso de preparar una oposición es tremendamente demandante tanto intelectual como emocionalmente, algo que seguramente ya sabrás. Transitar este proceso supone renunciar a importantes necesidades en favor de un necesidad o prioridad mayor, cuyo resultado además suele ser incierto. Es normal que este proceso genere momentos de angustia o ansiedad (o lo que es lo mismo miedo a suspender). La renuncia (a la pareja, a la vida social etc) durante este duro proceso aunque racionalmente sea algo que tengas controlado, es normal que emocionalmente tu organismo más tu comprensible miedo a suspender a veces te juegue malas pasadas y entres en momentos de ansiedad.
No cualquier persona sirve para enfrentarse al proceso de preparar una oposición, eso es importante que te lo valores, y el propio proceso en sí mismo, ser capaz de mantenerte en él, ya es un logro, ya es una confirmación de tu autocontrol, disciplina etc.
Te aconsejo buscar métodos de relajación para manejar esos momentos de ansiedad.
Por otro lado la envidia es un sentimiento muy mal visto socialmente, pero que sin excepción, todo ser humano siente.
Espero haber sido de ayuda, estoy a tu disposición.
Beatriz