SER MUJER MÁS ALLÁ DEL CONFLICTO

Para retomar la actividad de mi blog, mis compañeras psicoterapeutas de escuchartepsicologia me invitaron a escribir sobre mujer, género, maternidad, y todas las adversidades a las que las mujeres nos enfrentamos en la sociedad moderna: micromachismos, desigualdad salarial, asimetría en las tareas del hogar etc.

Algo en mí me impedía hablar de esto fluidamente.

Sin embargo soy madre trabajadora, tengo un blog sobre estrés laboral, y estamos cerca del 8 de marzo. Además hoy retomo este blog tras parar dos años por maternidad. Todo indica que toca pronunciarse.

Por fin encontré mi perspectiva:

«Estoy dispuesta a hablar de mujer, género, y sexismo desde el amor y la conciencia, desde la rotura de fronteras y por tanto desde la ausencia de hostilidad u odio a personas que quizá han tenido menos suerte que yo para adquirir esta conciencia»

Hablaré de feminismo desde la amistad y no desde la enemistad porque no tengo enemigos. Los enemigos que vemos fuera son un reflejo de nuestros propios demonios internos, y los míos huyeron cobardemente cuando los miré de frente.

El feminismo, para mí, es una actitud consciente, que implica ver al ser humano como alguien digno y capaz de manejarse a sí mismo. El ser humano, independientemente de sus genitales.

Aquel que juzgue a alguien por ser varón o mujer y proyectar en ellos su malestar, no me encontrará.

Aquellos que no vean que todos podemos ser víctimas y verdugos varias veces al día quizá no estén listos para el diálogo.

Quien busque mi complicidad descalificando a cualquier otro superviviente encontrará en mí un desierto, y si insiste un espejo.

Yo también tengo mis contradicciones y soy vulnerable. Pero ante todo he tenido que renunciar a muchos viejas pautas para encontrarme donde estoy, con mucho esfuerzo.

Aquel que pretenda aprovechar mi ecuanimidad para derribar a su enemigo imaginario pierde el tiempo.

Estoy en el amor, el conflicto y las fronteras son invenciones para ocultar el miedo a la propia consciencia y libertad. La libertad asusta, pero cada uno hemos de responsabilizarnos de nuestra propia capacidad de elección interna y externa. Mi única tarea es, como dice un gran amigo mío feminista: arrojar bombas de conciencia.

Dialoguemos

Un discusión es un espacio para el entendimiento no una batalla

  • Bienvenidos todos aquellos dispuestos a dialogar para encontrar un espacio común de crecimiento, dejando los conflictos interiores en el lugar que corresponde.
  • Bienvenida mujer que ejerces la prostitución a exponer tu mensaje libremente.
  • Bienvenida madre agotada porque los varones de tu casa te abandonan cada día.
  • Bienvenido varón exhausto por aguantarte las lágrimas.
  • Bienvenidos aquellos hartos de tener menos salario que otro por ser más guapo, de otro sexo, otra edad u otra cultura.
  • Pondremos voz a Lucía que sólo por ser mujer tiene más probabilidad de ser golpeada o violada por su futura pareja que su hemano Rodrigo.
  • Rodrigo quizá un día se sienta humillado cuando su ex-novia adolescente airee en las redes aquel gatillazo. Defenderemos a Rodrigo, víctima del heteropatriarcado.
  • Bienvenidas todas aquellas dispuestas a construir un mundo con más luz y menos sombras y por tanto más justicia.

Hablaremos de lo general y lo concreto, divagaremos y puede que nos enfademos, conversaremos sobre política, sociedad, cultura, poderes explícitos y poderes ocultos. En todo momento desdramatizando la discusión, sin miedo a perder, porque no hay nada que perder en una discusión. Terminaremos con una sonrisa aunque se nos salten las lágrimas y una cerveza, o un café.

Trataremos al compañero de discusión como una oportunidad de enriquecer nuestras mentes y no como una ocasión para reafirmar mi poder a través de mis ideas. Eso no es más que una huida de mi inseguridad y mi miedo.

No vale repetir la misma actitud de aquellos a quienes gritamos desde nuestras pancartas. Eso sería una farsa.

Nosotros haremos todo lo contrario.

Gracias por leerme. Nos queremos.

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