Cada vez más pacientes plantean durante su terapia una sensación de vacío, de decepción, incredulidad, hastío, de estar de vuelta de todo, dicen no creer ya en nada ni nadie… o casi nadie.
A todos ellos les hago la misma pregunta: “dices no creer en nada, ni en el futuro, ni el presente… ¿y en ti? ¿Acaso crees en ti mismo?”
El tipo de reacciones aunque variopinto se resume en 3 ó 4: unos responden con un silencio introspectivo, otros automáticamente prenuncian un “Sí” rotundo, otros un “No” tajante, hay quien dice “no entender la pregunta” y me piden que la desarrolle (para ganar tiempo en su respuesta), y otros me confrontan: “¿a cuento de qué viene esta pregunta?”.
Independientemente de esta primera reacción, todos ellos saben que la respuesta franca y sincera es: “en el fondo he dejado de creer en mí mismo por eso ya no creo en nadie ni en nada”.
Aunque yo sé que su dificultad no está en creer, sino en crear.
Si te resuenan estas palabras significa que necesitas volver a crear algo en tu vida, tanto para ti como para los demás. Crea lo que sea: crea una amistad, una receta de cocina, un nuevo proyecto, un momento romántico, un chiste, una conversación, un reto, un viaje, una confrontación, una queja, un momento de relax, crea! no dejes de crear! y volverás a creer en ti mismo, no te dediques a reaccionar a lo creado por los demás, porque te sentirás un autómata.
Sé el creador de tus ilusiones para poder creer en ti, responsabilízate, no mires para otro lado.
Algunos de mis pacientes, se enfadan ante este planteamiento: «ya lo intenté, estoy cansado, harto…» otros incluso dejan la terapia, sin embargo la mayoría me dicen “no sé como hacerlo, tengo miedo, vergüenza, no sabría por dónde empezar” Y yo les digo, “bien, ese es el primer sentimiento que me indica que estás en el camino, tranquilo iremos poco a poco, con pequeños retos, y sin prisa»:
Como decía Confucio: “quien mueve montañas empezó moviendo piedrecillas”