Pautas de convivencia con personas que sufren Depresión

Si eres una persona que sufre o ha sufrido depresión seguramente habrás leído más de una publicación sobre esta enfermedad.

Hoy vamos a ocuparnos de aquellos que conviven con personas depresivas, para ayudarles a reducir la frustración o el estrés que les supone apoyar a un ser querido en esta situación.

Te invito a leer las siguientes pautas:

– Informarte: es fundamental que te documentes sobre esta enfermedad que cada vez acecha a más personas en nuestra sociedad.

Recuerda que la depresión no es una enfermedad rara, sino todo lo contrario, por tanto, si te asalta el pensamiento “¿por qué a mí?”. Piensa que la depresión está cada vez más presente en las familias.

– Comprender al enfermo: Hay personas que entran en una depresión después de una experiencia traumática como un duelo o una enfermedad vascular, en esos casos la depresión se recibe con cierta naturalidad, ya que se entiende como una consecuencia de este trauma. Sin embargo hay personas que sufren depresión sin que haya un desencadenante aparente. Estas personas son aún menos comprendidas, pues su entorno no entiende que se pueda sufrir tanto sin una “causa que lo justifique”. Por eso necesitan más comprensión si cabe, tanto de sí mismas como de su entorno. De modo que si tienes ciertas lagunas sobre las causas de la depresión, te aconsejo que te documentes sobre las distintas tipologías, ya que te ayudará a entender mejor a la persona enferma.

– Trabajar la paciencia: cuando escuches comentarios del tipo “tú no me entiendes, no es tan fácil, nada me importa”, trata no recibirlos de forma personal, pues es una reacción bastante común en un depresivo. Piensa que esas expresiones no te las dirige a ti por ser como eres, sino por el rol que ocupas en su vida: madre, pareja, hijo… Intenta recibir esos comentarios con distancia emocional, porque son fruto del estancamiento emocional que siente un depresivo.

– Apoyar y acompañar sin victimizar: Este es el punto más importante. Reforzar conductas de autocuidado, y NO reforzar conductas de autocompasión y desesperanza. El depresivo no quiere estar deprimido, pero lo está. Por otro lado cuanto más sufre más atención y preocupación recibe, por ello en los momentos duros debes apoyarle y acompañarle pero atento a no caer en la indulgencia, pues el exceso de atención o compasión sin tú quererlo ni la persona deprimida tampoco reforzaría su actitud derrotista. Ten en cuenta que es posible que tenga la autoestima tan dañada, que su organismo entienda que la mejor manera de recibir amor es enfermando, y no queremos eso!!!  No le culpes, no lo hace conscientemente, recuerda que está enfermo. Así que recuerda que si recibe exceso de preocupación o atenciones cuando su actitud es más pesimista, le costará aún más recuperar una actitud constructiva. Por tanto refuérzale mucho los pequeños logros, es muy importante que el depresivo reciba reconocimiento por cada paso que dé, así que al mínimo esfuerzo que haga refuérzaselo con halagos, o como sepas, y recuerda que no es tan importante que valores los logros conseguidos como el propio esfuerzo.

– Desdramatizar para “desestigmatizar” : La depresión es una enfermedad con el estigma de las enfermedades mentales. Hay enfermedades más llevaderas y también las hay más duras, pero al no pertenecer al área de “salud mental” carecen de estigma social. Quítale los apellidos a la enfermedad. Las enfermedades que trata un cardiólogo o un urólogo no tienen apellido, de la misma manera que no lo deben tener las enfermedades que trata un psiquiatra. Has de saber que el propio estigma se considera una “segunda enfermedad” que dificulta aún más la recuperación del enfermo. Tenemos que superar ese tabú. Hazte un favor a ti y a tu ser querido y habla de la depresión con naturalidad.

– Ser realista: algunas personas sufren un único período depresivo en toda su vida pero otras recaen. Cuando veas una mejoría puede ser que la enfermedad esté remitiendo definitivamente, pero has de saber que no tiene por qué ser así, y es importante que estés preparado para ello para no frustrarte si así fuera.

– Aceptar y querer a esa personas tal y como es, tal y como está.

– Compartir tu experiencia con otras personas en tu situación: os servirá para relativizar y aprender juntos a manejar la situación de la mejor manera posible.

– Pedir ayuda: si ya has puesto en práctica los puntos anteriores y te sigue costando manejar esta situación, pide ayuda, tienes derecho a estar cansado y desorientado, un acompañamiento terapéutico te ayudará a gestionar la situación.

Sólo me queda darte mucho ánimo para ti y para esa persona a la que apoyas día a día.

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