Expectativas sobre el sexo que nos someten

Entre todos los mitos que solemos forjarnos, ninguno suele ser tan poderoso y, a veces, tan inhabilitante, como los relacionados con la sexualidad.

La parafernalia hollywoodiense y la grandilocuencia del cine porno han influido mucho en cómo consideramos que debería ser el encuentro sexual:  poco menos que espectacular y como mínimo inolvidable.

¿Qué pasa entonces cuando los nervios de un primer encuentro sexual no propician una erección o una eyaculación plena? Que la sensación de frustración te puede llevar hasta el punto de pensar que algo en tu sexualidad «no va bien» y acabes por evitar encuentros esporádicos sexuales, que te producen más pesar que placer.

Esta sensación suele causar tanto malestar que no se suele hablar con la persona con la que has mantenido ese encuentro sexual. Das por hecho que esta persona lo ha vivido como un problema, como un encuentro íntimo fallido…

Además este mal trago no lo hablas con nadie, una mezcla de dolor y vergüenza te lo impide.

Para colmo, al no hablarlo, crees que eres el único que has tenido ese problema, que lo tuyo es algo infrecuente, raro, una patología…

Llegados a este punto, el tema te atenaza de tal manera, que es muy habitual llegar a obsesionarte. Como además el sexo es un tema sobre el que se habla con bastante ligereza, no es raro escuchar una conversación entre chicas, que dolidas por una mala experiencia, hablen, despechadas, de su decepción en la cama de la manera más hiriente que encuentran. Si esto llega a tus oídos, amigo mío… lo que te faltaba para terminar de hundirte.

Ten en cuenta algo muy importante: todo lo que te estás forjando, ese castillo ruinoso que has creado alrededor de tu sexualidad, es falso.

El sexo es producto de un entendimiento mutuo, por lo que lo primero que se necesita es una buena comunicación:

·         Si tienes miedos, nervios, complejos por malas experiencias anteriores, háblalo con quien estás a punto de mantener un encuentro sexual. Te sorprenderás de cómo el otro le quita importancia e incluso aprovechará la ocasión, si es que fuera el caso, para compartir sus propios complejos. Esta comprensión mutua os relajará hasta tal punto que os puede llevar a tener una experiencia muy satisfactoria.

·         Atrévete a compartirlo tranquilamente, con otras personas. Verás cómo muchas de ellas han vivido experiencias parecidas. Ellas te agradecerán tu naturalidad y tu franqueza y tú dejarás de sentirte como un bicho raro.

·         Háblalo con tus amigas. Verás que la mayoría de ellas recibirán tu historia como algo de lo más natural quitándole hierro al asunto,  esa reacción de normalidad ante tu «preocupación» te tranquilizará.

De esta manera ese castillo que creaste en tu imaginación, esa ansiedad que te estaba inhabilitando para gozar de tus encuentros sexuales, caerá y comenzarás a vivir el sexo como se merece: Con alegría, relax, franqueza y satisfacción.

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