Esta tarde de camino a mi casa escuché una conversación en el tren de las 6 de la tarde, dos amigas charlaban animadamente sobre lo duro que es conciliar la vida familiar y laboral:
“que si quiero más tiempo para mí, que si llego a casa agotada y con poca energía para estar con mis niños y no me apetece hacer nada en casa, que si quiero un año sabático, o una excedencia para dedicarme tiempo a mí, para tener tiempo por fin de disfrutar de un atardecer, de un café tranquilo, de una conversación …”
Mientras disfrutaba de la escucha, yo aprovechaba el precioso trayecto del tren a su paso por el Monte del Pardo, y miraba los ciervos, las encinas, los prados, y un espectacular arco iris completo que enmarcaba el paisaje, mientras entre parada y parada el olor a tierra mojada caliente inundaba el vagón …
Al mismo tiempo el traqueteo del tren también se hacía oir, aunque tengo que reconocer que me interesaba mucho más la conversación de ambas mujeres, no lo puedo evitar, me fascina escuchar a la gente, e intento agudizar el oído tanto como puedo para captar los mensajes que se esconden entre sus palabras, que casi siempre son los mensajes del corazón. Mis amigos me dicen que es deformación profesional, y yo les digo que es pasión por entender la necesidad que se esconde detrás de cada palabra.
Transcurridos 45 minutos, ambas mujeres se apearon del tren, mientras lamentaban no haber traído paraguas y se despedían apresuradamente, una tercera viajera que parecía amiga de ambas se bajó en la misma parada y al percatarse de su presencia las saludó efusivamente, como contenta de haber encontrado compañía, y dado que llovía a cántaros les propuso ir a tomar una horchata fresquita a una terraza nueva con vistas espectaculares… el gesto de respuesta de ambas amigas sugería que rechazarían la oferta y… “plum!” la puerta del tren se cerró, y entre el cristal observé como las tres amigas partían en diferentes direcciones después de besarse amistosamente.
Estas bellas mujeres se bajaron del tren deseando un cambio en sus vidas y añorando más tiempo de disfrute para ellas y, mientras tanto, delante de sus ojos la naturaleza les decía a gritos:
“Aquí estoy, para que te deleites mirándome. Estoy en forma de arco iris, de ciervo, en forma de charla de chicas antes de ir a casa a responder como ama de casa Aquí estoy para cubrir tu necesidad de dedicarte tiempo sólo para ti, sin que nadie te moleste y estoy todos los días aquí, a esta hora en el tren, no hay cobertura en la mayoría del trayecto, ni tu jefe ni tus hijos te pueden reclamar”
Pero ellas no lo vieron, estaban tan perdidas entre sus deseos “deseo esto y deseo lo otro”, que no veían sus necesidades, ya que si las hubieran identificado, habrían visto la oportunidad de cubrirlas al menos un poquito durante su viaje en tren …
Lo lamenté por ellas, y pensé, “bueno, así son muchos de mis pacientes que vienen a consulta, confunden sus deseos con sus necesidades, y mi labor en primera instancia es ayudarles a identificarlas y actuar de puntero señalando la multitud de pequeñas y casi invisibles oportunidades que la vida les ofrece para satisfacerlas”
muy muy grandes
me encanta ! gracias por compartir este instante de vida cotidiana captado en el tren.
gracias a ti por leerme!!!
Gracias Beatriz!! Te lo compro!!
Gracias a ti Gema, un abrazo!
Hola Beatriz
Me ha encantado tu ejemplo y la posibilidad de estar quejándose o disfrutando del viaje. Si enseñas a tus clientes a darse cuenta de las posibilidades y de que pueden elegir partiendo de sus necesidades reales , siento que estas haciendo un magnifico trabajo. Por casualidad no pasaras consuta en canarias?
Me alegro de que te haya resultado sugerente Lorenzo, efectivamente en lo cotidiano es donde han de verse los logros de la terapia, y mi labor es ayudar a mis pacientes a abrir la amplitud de ángulo de sus mirada para ver estas oportunidades.
Canarias? ya quisiera vivir en ese paraiso, pero gracias a la tecnología podríamos hacerlo posible, ya que hago terapia via skype… si te encaja, estaré gustosa de explicarte con más detalle esta opción, puedes escribirme un email o llamarpe por teléfono,
un abrazo
Me ha encantado, éste no lo había leído. Cuántas veces nos lamentamos deseando aquello que no tenemos y no somos capaces de apreciar lo que sí tenemos, porque ni siquiera lo vemos!!
Que bueno, meha encantado, esto da mucho que pensar
Gracias por tu comentario, y ojalá te resulte ilustrador, un abrazo