Recientemente publicaba un artículo sobre la relación entre la ansiedad y el apetito incontrolable
Muchos de los que me leísteis entonces estaréis de acuerdo con que esta ansiedad por la comida es muy selectiva hacia ciertos alimentos. Si a ello le añadimos que estos productos contienen “casualmente” ingredientes adictivos, entenderás por qué te resulta tan difícil controlar esa compulsión por comerlos.
Seguro que en estos momentos te está viniendo a la mente algunos productos como la cocacola, el café, té o chocolate: son alimentos adictivos porque estimulan centros cerebrales, gracias a componentes químicos que generan sensaciones de placer y bienestar, por ello somos vulnerables a esas tentaciones cuando tenemos un día frenético, mucho estrés o estamos con la autoestima baja. Pero estos no son los únicos alimentos que generan adicción, hay ciertos ingredientes mucho menos evidentes que someten nuestra voluntad más de lo que imaginamos:
La gran mayoría de alimentos del supermercado contienen un potente adictivo: el azúcar, que especialmente en su versión refinada (azúcar blanco) está desaconsejado en dietas anticancerígenas. No te extrañe que los medios de comunicación no hagan campañas preventivas sobre ello, pues irritaría a la mayoría de fabricantes cuyos consumidores se cuestionarían el consumo de productos que están por todas partes: salsas, panes refinados, conservas animales y vegetales, comida precocinada, embutidos, snacks, postres y repostería, refrescos (incluida la tónica), zumos y bebidas energéticas etc. Si crees que exagero vete a tu despensa y échale un ojo a algunas etiquetas, comprobarás que casi todas contienen azúcar. Además no podemos esperar mucho de los medios de comunicación para alertarnos, al fin y al cabo sobreviven gracias a la publicidad de estos anunciantes.
Por otro lado, hay alimentos que sin ser adictivos pueden llegar a serlo según el proceso al que sean sometidos, como el caso de las frituras (al aumentar su contenido en grasa), y por ello cuando llegas a casa después de un día estresante te apetece mucho más unas delicionas empanadillas que un plato de insulsa verdura.
Como sabrás, la adicción y la ansiedad son primas hermanas, si eres adicto a una sustancia, la que sea, la ausencia de la misma te genera ansiedad, y una vez que la consigues la consumes compulsivamente. Una vez más los fabricantes de alimentos encantados de “calmar tu ansiedad con sus apetitosos productos”.
Muchos os preguntaréis ¿y qué tiene de malo consumir estos productos adictivos si son alimentos al fin y al cabo?
Verás:
– Se consumen compulsivamente, pues la relación con ellos está mediada por la ansiedad y no por el apetito, lo cual te quita el control sobre tu dieta: la comida te controla a ti y no tú a ella.
– Un comportamiento conmpulsivo ayuda a desarrollar pautas ansiosas en otras áreas de tu vida.
– Favorece el desarrollo de la obesidad, lo cual genera aún más ansiedad.
– Ayuda a abrirle la puerta a huéspedes en tu organismo como el colesterol o el cáncer.
– Propicia que limites otros alimentos de tu dieta, como carnes y pescados sin procesar, verduras frescas, frutos secos, cereales integrales etc, derivando en carencias en vitaminas y minerales importantes para tu salud.
Si quieres leer más sobre productos fabricados con el fin de engancharte a ellos, así como unos consejos prácticos para manejarte con ellos pincha aquí .
Una vez más, no pretendo que abandones radicalmente estos alimentos, de nada serviría marcarte objetivos inalcanzables, la sola idea te generaría aún más ansiedad si cabe. Lo que te sugiero es que, en la medida de lo posible seas consciente de lo que comes para racionalizarlo, y lo complementes con alimentos ricos para tu organismo, especialmente aquellos que te ayudan a combatir el estrés.
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