«Tengo miedo a perder mi trabajo y no consigo mantener la calma»
Si te identificas con la frase anterior, es posible que muchas personas te hayan dicho ya: «deja de preocuparte, si ha de suceder sucederá, tu propio miedo es un factor más de estrés laboral, de nada te sirve angustiarte, mantén la calma… «
Y probablemente has pensado «qué fácil es decirlo, lo difícil es hacerlo» o «no hace falta ser psicoterapeuta para decir eso, el problema es cómo lo hago…»
No te falta razón, la cuestión no es el qué hacer, sino el cómo hacerlo.
La manera más efectiva de conseguirlo es enseñar a nuestro cerebro a hacer razonamientos lógicos y realistas: ni catastrofistas, ni demasiado optimistas. Tenemos que acostumbrarle a pensar saludablemente. Se trata de un proceso laborioso, de modo que hoy vamos a ver tan sólo unas primeras pautas:
1. Empezaremos valorando hasta qué punto la amenaza de pérdida laboral es real. Para ello podemos trasladarlo a una escala del 1 al 10, y darle una puntuación.
2. Si después del punto anterior concluyes que hay un riesgo por encima de 5 puntos de perder tu trabajo, podemos decir que efectivamente hay una amenaza importante, ahora bien, lo principal es cómo reducir nuestra angustia y ansiedad por esta amenaza.
3. Vamos a empezar con un pequeño ejercicio de mirar fuera de nosotros y aprovechar para ilustrarnos:
– La ansiedad y el estrés son los principales síntomas de malestar psíquico o neurosis en el individuo (la inmensa mayoría de la población somos neuróticos en alguna medida, básicamente porque la propia sociedad es neurótica).
– La neurosis o sufrimiento psíquico, es simplemente nuestra manera de adaptarnos a una sociedad frenética y tremendamente exigente.
– En la mayoría de culturas hay un alto grado de neurosis en la población.
– No obstante, muchas poblaciones atraviesan períodos en los que se reducen drásticamente estos síntomas neuróticos.
– Estos períodos, que pueden durar años, no son otros que los procesos de guerra armada!
Así es, la gente durante los proceso de guerra es menos neurótica!
Pero, ¿Cómo es esto posible? ¿Tiene sentido para ti?
Hay una explicación, lógica, coherente y razonable, que prefiero invitarte a que la descubras por ti mismo, o al menos a que reflexiones sobre ello. En el próximo artículo desarrollaré este punto, ahora es importante que tú mismo busques una respuesta, pues el propio proceso de reflexión (independientemente de la conclusión que saques) te ayudará alejarte un poco de tu problema.
En unos días compartiré contigo esta explicación, y … te adelanto que te esperanzará!
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