Camille Claudel: retrato de una artista ultrajada

Hace unos días se presentaba en el Festival de cine de Berlín la película: Camille Claudel, 1915.

Retrato descarnado de una escultora, jamás reconocida en vida y víctima de una época en la que la sensibilidad artística no era propio de una mujer “decente”.

Apasionada por el arte y en especial de la escultura, llega a París con 19 años para inscribirse en una Academia, porque entonces las mujeres tenían prohibida la entrada a la Escuela de Bellas Artes. Su padre la apoyó, como lo hizo con su hermano, el poeta Paul Claudel, pero su madre siempre consideró esa decisión como una indecencia.

Cuando conoce a Rodin, él ya es un famoso escultor y tiene 25 años más que ella. La genialidad y la belleza de Camille seducen a Rodin y viven una apasionada y enfermiza historia donde ella nunca deja de ser la amante mientras ambos se nutren de su mutua sensibilidad artística. Lo que, sin embargo, trasciende a la historia oficial, es la influencia de Rodin en Camille, y no al revés. Además, se obvia que muchas de las esculturas que no están firmadas y se suponen del escultor, son en realidad fruto de la precisión y exquisitez con la que trabajaba Camille.

 Esta relación desigual, los ataques de la madre de Camille hacia una hija que además de artista es amante, el abuso laboral de Rodin sobre ella y la apropiación de su arte para engordar y perfeccionar su obra…llevaron a la artista a la soledad, el aislamiento y la desesperación. Camille destruyó a martillazos sus últimas obras porque no estaba dispuesta a que Rodin se las apropiara una vez más

La muerte de su padre acelera la decisión de la madre de Camille para recluirla en un psiquiátrico de donde nunca saldrá hasta el día de su muerte, 30 años después. En aquella época y durante todo el siglo XIX no eran inusual internar a quien daba la espalda a las normas establecidas, alegando serias patologias.

Ni informes del propio psiquiátrico, ni súplicas de Camille pudieron con la voluntad férrea de una madre que quería olvidar a una hija que consideró “descarriada”.

Para la versión oficial de la historia, si nos guiamos por la Enciclopedia Británica, Camille Claudel fue: “(1883- 1898) amante y modelo de Rodin”. Las fechas corresponden a los años de su relación con el escultor. Así de injusto es la historia ante un flagrante caso de explotación laboral y usurpación de méritos.

Camille tuvo la mala fortuna de nacer en una época machista, intolerante y de procedimientos permitidos especialmente crueles. Su enorme sensibilidad hacia el arte, al menos le sirvió como canal para expresar su tormento, pudo sacarlo, pudo sublimar el sufrimiento. Hasta ahí su alivio.

Sin embargo, su devoción por Rodin, lejos de salvarla, la condenó. Su juventud, su pasión…la llevó a una dependencia emocional hacia él que Rodin manejó en su propio beneficio. Camille quedó atrapada en una relación tóxica que acabó en su propia desesperación.

La película que se ha presentado en el Festival de Berlín y que está protagonizada por Juliette Binoche cuenta con enorme crudeza un periodo del internamiento de Camille. Aún no se ha estrenado en España, estemos atentos.

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