Decía Serrat:
“Uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia. Pero su tren vendió boleto de ida y vuelta. Son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón”.
Cada persona, en la medida de sus posibilidades, acumula a lo largo de su vida pequeños o grandes “tesoros” que le acompañarán allá donde vaya. Son esas “pequeñas cosas”, que dice Serrat, que cada vez que las vemos nos hacen revivir momentos felices, o que cada vez que las vestimos nos hacen sentir reconfortados porque nos sentimos en nuestra piel.
Una prenda que nos favorezca especialmente o que nos haga sentir distintos formará parte de nosotros, tanto como el color de nuestros ojos o nuestra forma de caminar. Y así, de esa misma manera, lo estamos comunicando en nuestro entorno. La gente que nos rodea o quienes nos acaban de conocer, nos van a identificar con ese elemento y llegarán a amarlo tanto como nosotros.
Sin querer restar importancia a la crisis que estamos viviendo, pero aprovechando que de todo lo malo, si queremos, podemos sacar algo positivo, quiero compartir la siguiente reflexión:
Quizá las circunstancias nos obliguen a repetir temporada con el fondo de armario del año pasado, quizá no podamos permitirnos muchos lujos, pero siempre tendremos a mano nuestras “pequeñas cosas” que, fieles y reconocibles, abrazaremos como abrazaríamos a un viejo amigo. En nuestras manos está darnos cuenta de esta oportunidad.
Qué importante es aprender a valorar lo tenemos! y recordar que no hacen falta grandes cosas para sentirnos bien, a veces las pequeñas cosas son las más significativas. Gracias por esta reflexión
Gracias a ti almudena por compartir tu opinión, la verdad es que en momentos de crisis, no nos queda más remedio que agarrarnos a esas pequeñas grandes cosas que forman parte de nuestra identidad, en momentos de cambios bruscos y abruptps lo auténtico perdura y podemos agarrarnos a ello para sobrellevar esos cambios